La principal amenaza de nuestro tiempo es que si no innovas, te innovan: alguien en alguna parte del “mundo” hará un producto o servicio mejor que el tuyo y te desplazará del mercado o reducirá a los mercados menos atractivos. Si no innovás, te innovan es un status de mercado que se fortalece, y donde los líderes emprendedores (empresarios maduros, startuperos, escaladores, intraemprendedores) juegan un rol clave creando nuevos modelos de negocios transformadores.
La Pandemia lo ha acelerado y cambiado todo. El momento actual demanda pensamiento creativo, nuevos comportamientos y modelos novedosos. La nueva estrategia no es lineal, ni se sedimenta en los viejos valores del mercado masivo o de grandes segmentos. Más bien, y tal como estamos viendo en la reconfiguración de los gigantes que sufrieron con la crisis, se trata de la sumatoria de nichos de mercado que se polinizan unos con otros, y terminan conformando el “gran” negocio.
Impacto en las empresas maduras, y no tanto…
El cambio en el entorno de negocios provocado por la Pandemia no solo impactó en la estrategia de negocios, sino también en las formas organizacionales y de trabajo. Después de un par de años seguimos debatiendo cuál es el nuevo modelo de organización y trabajo. Pero también, seguimos intentando incorporar categorías pandémicas en los modelos de negocios como el nuevo consumidor digital (canales, servicio, etc.) o la economía de bajo contacto (distribución, atención, etc.), que ya no funcionan como una novedad del entorno sino como un requerimiento para muchos sectores (siempre hay excepciones).
En este marco, las PyMes se encuentran desafiadas en todo momento por dos dinámicas: la de sustentar lo que tienen, y la de crear algo nuevo.
No basta con aprender y mejorar desde lo que ya conocemos, sino que es necesario experimentar con lo que desconocemos.
Una mayoría transita el “limbo” de lo viejo que no termina de perecer (lo conocido le gana a los desconocido), y lo nuevo que no nos ocupamos de hacer nacer (lo urgente le gana a lo importante). Es un lugar cómodo, pero de alto riesgo (aunque usualmente es interpretado como de bajo riesgo).
Cómo pensamos…y cómo podríamos pensar.
Hasta hace muy poco pensábamos a las empresas maduras y los startups de manera diferenciada.
Los nuevos modelos de negocios y la digitalización comenzaron a determinar un cambio en esta forma de pensar.
Las empresas maduras, acostumbradas a convivir con la zona de confort, necesitan volverse startups. ¿Por qué? Porque la norma es la falta de certezas (=incertidumbre) y el cambio permanente.
¿Cuál es la respuesta más conveniente? ¡Moverse rápido!. La próxima pregunta es ¿en forma eficiente o flexible?.
Si bien eficiencia y flexibilidad son valores en competencia, las condiciones del contorno de hoy exige atender a ambas, priorizando alguna. Una fórmula que he probado su funcionamiento es 70/30.
Desde mi punto de vista, la nueva realidad demanda, poco a mucho, ir incorporando la flexibilidad como valor. Uno en el cual las empresas PyMes se comportan cada vez más como startups. ¿qué 3 cosas principales implica esto?
- Un solo modelo de negocios no es suficiente. Mientras opera el rentable y conocido, se necesita estar explorando el que nos dará de comer mañana. ¿ya tuviste tu crecimiento en crisis, y no tenías de donde tomarte para seguir?
- Reincorporar en las empresas la cultura del día 1, comportarse como si todos los días fuese un nuevo comenzar. ¿te acordás cuando empezaste cómo era tu día a día?
- Incorporar las metodologías ágiles que nos permitan ensayar la posibilidad de innovar sobre el negocio actual o crear nuevos. ¿entrenás todos los días para ir más rápido y mejor?
Mover la PyME hacia adelante
La mayoría de las empresas PyMes están en el día a día. Su salida de ese cuadrante hace tambalear la organización técnica del negocio y la gestión, y sus sustento a futuro.
Generalmente, una preocupación prevalente es cómo cambiar el modelo de gestión actual por uno que dependa menos de sus dueños (en eso hemos trabajado mucho). Sin embargo, una mayoría sucumbe en el intento (somos testigos de fracasos y aprendizajes). Las dosis administradas de procesos de mejora suelen ser acompañadas por respuestas sistemáticas de resistencia y reversión.
La madurez sabe crear sus propias defensas para estar tranquilos, crea sus inercias y retroalimenta los sesgos para seguir así.
Este tiempo es menos paciente que el tiempo de hace 20, 30 o 40 años. Todo cambia muy rápido y repentinamente. Si el músculo de la transformación (que no es lo mismo que el cambio, aunque hay que atender a ambas) está paralizado, hasta que se ponga en marcha probablemente otros ya lo hayan hecho por nosotros (si no innovás, te innovan). Así es mejor estar despiertos y activos, y bien equipados. Como los atletas, que se preparan durante años para esa oportunidad de carrera.
El enfoque que promuevo es ambicioso, pero a la vez efectivo: pensarse y comportarse como una startup.
En todo esto hay un concepto clave: escalabilidad. Aunque a veces inalcanzable, siempre es una estrella norte que puede hacer que proyectos empresariales promedio, superen el miedo a no estar a la altura del desafío y consigan resultados superadores.
Lo que estamos analizando no es un capricho, es lo que han hecho y potencian las grandes compañías (maduras y no tanto) que a través de distintas estrategias de negocios convocan, financian, aceleran, toman como proveedores, capturan talento, promueven el emprendedurismo interno y eventualmente compran a las empresas jóvenes (startups) con modelos de negocios innovadores para incorporarlas a sus activos para competir, disrumpir y crecer.
Estamos en un tiempo donde es imprescindible estar del lado de la creación, porque el siglo 21 recién se está espabilando.