La economía global transita por el desconcierto. China bajó su crecimiento del 10 al 8% anual, Estados Unidos apenas supera la barrera del 3, Europa prácticamente al 0%. Pero la novedad más reciente y significativa es que Brasil ha devaluado su moneda en en 3.51%% respecto al dólar durante agosto y un 16.46% en lo que va del año. Esto ha significado para Argentina, un deterioro de la paridad cambiaria bilateral del 9.6% del pico alcanzado en abril de 2013 y un 1,8% sólo durante el mes de agosto.
En el caso de Brasil, a partir de desajustes de políticas económicas muy expansivas, aceleradas por el ingreso de divisas, el crecimiento se ha resentido y hay nuevas correcciones (tasa de interés de referencia), estímulos (fiscales a la industria) y restricciones (al comercio exterior). A pesar de los cambios económicos ensayados, los problemas subsisten sin encontrarse un rumbo de crecimiento, la salida de capitales ya comenzó.
A la vista de lo acontecido durante el último mes, la variable el reacomodamiento del esquema económico local ha sido el tipo de cambio, durante agosto se devaluó nominalmente a una tasa del 36% anual. Los riesgos son una aceleración de la tasa de inflación, que se ubicaría entre un 20 y 25% durante el último año. La presión devaluatoria que ejercen Brasil y otros países en desarrollo sobre la tasa cambiaria local, pueden derivar en nuevos retoques a la misma en el corto plazo.
Asimismo, persiste el consenso que devaluar fuertemente no es la mejor política para mejorar las condiciones económicas actuales.
Argentina hace más de un año, en respuesta a problemas internos y externos desarrolló una política orientada a preservar el mercado interno y las reservas en divisas. Ensayó políticas de estímulo sectoriales y también controles y restricciones que han ayudado a capear el temporal y comprar tiempo, pero el nuevo contexto externo está encendiendo nuevas luces de alerta.
Si las fuentes externas de crecimiento se reblandecen, inevitablemente serán requeridos nuevos estímulos locales, que en un marco de empeoramiento de algunos balances, fiscal y externo, pueden tener dificultades para tener financiamiento. El comercio exterior no entrega buenas noticias, al menos en el corto plazo, más allá de una potencial aceleración de la venta de soja, que viene atrasada porque los productores esperan mejores precios internacionales y/o un tipo de cambio más alto. Asimismo, la devaluación del país vecino pondría presiones en el mercado local de muchos productos, con precios más bajos y mayores cantidades ofrecidas. Esto impondría a las empresas mayores niveles de competencia importada en sectores sensibles localmente.
Este es un momento de análisis y observación del contexto internacional, pero también es un buen momento para empezar a elaborar decisiones pensando en un horizonte de 1/2 años. Los episodios recientes pueden tener distintos impactos dependiendo en la industria que se encuentre. Ante un escenario de crecimiento local moderado y de los principales socios en disminución, sumado a devaluaciones y reacomodamientos de la economía global, se abren oportunidades de revisar, reposicionar e inclusive renovar ciertos aspectos del negocio y la empresa.
En nuestra consideración, el principal aspecto a monitorear es la rentabilidad. Aunque parezca obvia, en no pocas ocasiones nos encontramos que dicha variable no está en la lista de prioridades. En el corto plazo, y más allá del sector, se sugieren dos campos de trabajo para cuidar o mejorar la rentabilidad y sustentabilidad del negocio.
- En primer lugar, enfocar sobre los aspectos financieros, especialmente en los casos de dificultades financieras, en un momento como este el riesgo de una mala gestión financiera y sus gastos asociados, es que se socaven las bases sobre las cuales yace el negocio, disparando la inviabilidad. En caso de necesitar financiamiento, y aunque las tasas reales locales son negativas, es importante preguntarse ¿para qué busco financiamiento? Para subsistir, para reformular el negocio, para ganar dinero en el mediano plazo. Comprar bienes de capital, rediseñar procesos productivos y logísticos, mejorar la productividad pueden ser una buena inversión a realizar en los sectores en general. Profesionalizar la gestión financiera dentro o fuera de la empresa en estas circunstancias es prioritario.
- En segundo lugar, analizar y controlar “con lupa” la evolución de los costos, especialmente en los rubros de mayor impacto sobre el resultado final. En muchas industrias es posible que el crecimiento de los precios de los componentes del costo supere el crecimiento de los precios de venta. Implementar mecanismos de monitoreo semanal o mensual, estar atentos a potenciales variaciones bruscas de algunos costos claves. Generalmente hay algunos componentes del costo que son más accionables que otros, es positivo reconocerlos y trabajar pensando en hoy y mañana.
Para concluir, hacia fines de 2013 se comienzan a replantear algunas cuestiones de configuración de la economía global que impactarán sobre la Argentina, especialmente aquellas nacidas en los principales socios comerciales. Ante ello, es prioritario que los agentes locales pongan la lupa sobre algunas de las funciones de sus negocios, recomendando que sean la financiera y la de costos en todas sus dimensiones. Es un momento de replantearse estrategias para volver a crecer.